Hace tan solo unos cuantos años que han surgido un montón de formas de impulsar las empresas de nueva creación. Desde hace algún tiempo estamos escuchando términos como aceleradoras, incubadoras, o fondos de inversión. Pero, ¿sabemos cuáles son las diferencias? ¡Sigue leyendo y te lo contamos todo!
Las incubadoras cumplen la función de innovación interna en la propia empresa. Un ejemplo de ello sería una idea que surge dentro de una empresa ya creada; esta idea se desarrolla con los recursos de la creada y, cuando está ya lo suficientemente madura, esta nueva idea emprende el camino en solitario consolidándose como una empresa independiente. De esa manera, la incubadora es uno de los agentes más importantes de esta nueva empresa, ya que es la que aporta al principio lo recursos financieros, logísticos y de negocio.
Las aceleradoras son empresas que ofrecen tiempo y recursos limitados para que las startups puedan tener ventajas como lugares gratuitos para poder trabajar, asesoramiento legal, consejos de expertos y profesionales, una bolsa con clientes potenciales… Una vez que este periodo de aceleración finaliza, las empresas se recuperan como empresa independiente. El programa de las aceleradoras, suele esta asociadas a empresas que están muy bien consolidadas.
Y, finalmente los fondos de inversión o capital de riesgo son modelos mucho más externos que los anteriores. Es una de las formas más habituales en el mercado actual, y consiste en que la startup recibe financiación por parte de una empresa externa sin que ésta le apoye de ninguna manera en el proceso de desarrollo. Además de ello, el inversor que aporta el capital recibe a cambio un porcentaje de la compañía, que más adelante podrá vender o le servirá para tener una buena posición si el día de mañana esa empresa se vende.
Ahora que ya conoces estos conceptos, ¿te han quedado más claros para poder elegir por qué modelo quieres que empiece tu startup?
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